Mecedorama es un proyecto desarrollado por Lys Villalba, María Mallo y Juanito Jones, tres jóvenes arquitectos establecidos en Madrid que supieron aprender y redefinir las técnicas y conocimientos de Rogelio, un artesano de la Guajira colombiana, para adaptarlos a los requisitos del diseño actual en España. Los tres son miembros del colectivo de arquitectura León 11 que, a su vez, colabora dentro de la red Inteligencias Colectivas, una plataforma que trata de localizar técnicas constructivas locales de distintas escalas que sirvan para proponer alternativas concretas, viables y sostenibles para la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
Esta “sorprendente fábrica de mecedoras” nació en Madrid en noviembre de 2011 tras su estancia en Colombia como parte del proyecto Inteligencias Colectivas Palomino. Allí conocieron a Rogelio, un hombre que hacía unas bonitas sillas de zuncho trenzado y hierro soldado. Con él aprendieron a zunchar y encontraron nuevas aplicaciones para el sistema como los cerramientos verticales de algunas de las construcciones en Palomino. Es el caso de la casa de deportes.
El zunchado es una técnica muy empleada en Colombia para conformar tejidos resistentes que son empleados en distintos usos. Se trata de un sistema sencillo pero laborioso que consiste en el trenzado a mano de, en este caso, tiras de plástico de embalajes que aportan la flexibilidad necesaria para acomodar el cuerpo. La parte rígida de la mecedora, la estructura metálica, incrementa aun más el valor del proceso ya que es soldada también manualmente por los mismos arquitectos para conseguir las formas deseadas. Después, es lacada pudiendo elegir cualquier color dentro de la carta RAL.
Una producción artesanal y responsable que además permite la participación activa del cliente en el diseño. No hay stock, sino que el interesado elige la forma, el tamaño y los colores de entre un amplio catálogo que puede encontrar en la web. Todas las mecedoras se diseñan, sueldan, pintan y zunchan a mano y a la medida del usuario. Una combinación necesaria de ingenio, esfuerzo y mucha ilusión para hacer frente a la situación complicada que atraviesa la profesión en España. María, Lys y Juanito son un ejemplo más de cómo los arquitectos jóvenes buscan otras salidas. Otras vías por las que canalizar la creatividad y el aprendizaje de tanto tiempo.
La labor cultural que supone el recuperar técnicas tradicionales es completada con la implicación social que rodea todo el proyecto. Mecedorama no consiste sólo en hacer mecedoras sino en enseñar cómo hacerlas. En transmitir y compartir los conocimientos del mismo modo que un día Rogelio les enseñó a ellos. A continuación un video de un taller organizado en Matadero Madrid.
Mecedorama es uno de esos proyectos de pequeñas dimensiones pero espíritu enorme. Por los conocimientos diversos que aglutina, los lugares lejanos en los que se ha ido dando forma y la ilusión de todos las personas que participan en él.
Prueba de ello es que han estado ya presentes en ferias como Operae en Turín o Poduct Design Madrid. En abril estarán en SaloneSatellite, la parte dedicada a jóvenes diseñadores dentro del Salón Internacional del Mueble de Milan.